QUÉ ES LA ARTROSCOPIA
Artroscopia,
palabra que significa "visión de una articulación", da nombre a la
técnica quirúrgica minimamente invasiva en la que a través de “portales”
(pequeñas incisiones de menos de 1 cm.), se accede a una articulación para
diagnosticar y tratar lesiones.
Se
inició en Japón, en 1918, cuando el profesor Takagi, observó el interior de la rodilla en un
cadáver.
La
artroscopia se utiliza para diagnosticar y tratar las afecciones de la rodilla,
cadera, hombro, codo, muñeca y tobillo, que son las articulaciones examinadas
con mayor frecuencia.
El
artroscopio es un sistema de óptico de 2 a 4 mm. de diámetro conectado a una
cámara de vídeo miniaturizada, el cual, gracias a un sistema de iluminación,
permite visualizar el interior de la articulación y grabar las imágenes de las
intervenciones.
COMO SE REALIZA EL PROCEDIMIENTO
Previo
a la realización de una artroscopia, el médico deberá haber llegado a un
diagnóstico de la afección por medio de un interrogatorio, un examen físico
y exploraciones complementarias (radiografías, resonancia magnética, gammagrafía,
ecografía,).
Una
vez determinada la indicación quirúrgica, debe hacerse un examen
preoperatorio que permita comprobar el estado de salud y el riesgo quirúrgico
para prevenir y minimizar posibles complicaciones. Estos estudios constan,
ordinariamente, de una analítica, un electrocardiograma y en mayores de 65
años y fumadores, una radiografía de tórax.
Al
igual que cualquier otra técnica quirúrgica, la artroscopia implica el
ingreso hospitalario de día, es decir, sin incluir la noche, o bien un ingreso
de 24 o 48 horas, en función de la complejidad del procedimiento.
Se
lleva a cabo en el quirófano, con las máximas medidas de asepsia como cualquier
otra cirugía abierta.
Normalmente,
se utiliza anestesia regional, peridural, en exploraciones de rodilla y
tobillo, endovenosa o axilar por las articulaciones de la extremidad superior.
La anestesia general la reservamos para la artroscopia de hombro o cuando la
anestesia regional esté contraindicada.
A
través de dos o tres pequeñas incisiones en la piel (o “portales
artroscópicos”) se introduce el artroscopio y el instrumental quirúrgico en la
articulación, que previamente habremos distendido con suero fisiológico.
La
visualización de la totalidad de la articulación puede verse favorecida con
el uso de sistemas de apoyo o tracción. Y mediante un mango neumático, similar
a un torniquete se evita la pérdida hemática facilitando una visión clara y
nítida.
Una
vez terminada la intervención, las incisiones se cierran con un punto de
sutura y se hace un vendaje de la articulación.
VENTAJAS E INCONVENIENTES
Se
trata de una técnica poco agresiva, con pequeñas incisiones, que minimizan el
dolor postoperatorio y permite el alta hospitalaria entre 12 y 48 horas, y
generalmente, la recuperación es rápida, de manera que el paciente se puede
reincorporar pronto al trabajo y a la actividad deportiva.
Todo
ello hace que la morbilidad de la técnica (porcentaje de complicaciones que le
son inherentes) sea extremadamente baja, pero por supuesto, no nula.
La
artroscopia no está exenta de complicaciones, y como en cualquier otra cirugía,
pueden aparecer infecciones en las heridas o en las articulaciones, tromboembolismo,
lesión vascular o nerviosa, u otras específicas de la técnica como rotura del
instrumental, lesiones del cartílago articular, derrame sinovial o de sangre,
etc.
INDICACIONES
La
artroscopia es útil para el diagnóstico de cualquier patología articular y
está especialmente indicada en el tratamiento de las lesiones meniscales y de
los ligamentos, en afecciones de la membrana sinovial o del cartílago
articular, como las sinovitis villonodular, o las osteocondritis disecantes.
Hablaremos
de las indicaciones específicas de cada articulación, de forma pormenorizada en
las próximas entradas de blog.
CLINICA "DKF"
Avda. Doctor Arce, 27 - 28002 Madrid
Tel: 915 615328
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Muy buen artículo para entender y repasar los fundamentos de la artroscopia.
ResponderEliminarUn saludo Dr. Casal.